Todo encuentro entre luces genera una deformación del ambiente, convierte algo simple e impregnado de personalidad, en monumentos a lo abstracto, lo estético y lo bello. ¿Quien dice que la vide se hace en un vida? Ésta se forma de segundos, de momentos, de platicas, de amigos, de apretones de manos, de una comida en el piso, de observar la danza multicolor de los pensamientos pulidos, y de personas traidas en barcos de metal. Un ejército blanquecino soporta la carga del cuerpo, hace que los colores del alma fluyan sin interrupción, ocasionan un roce entre imágenes del mundo concentradas en apenas unos centímetros. Tan solo una mirada desata una forma de vivir.
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