30 dic 2008

Al Amanecer (Parte 2)

Cuando el joven despertó ya era de día. Unos debiles rayos de sol se filtraban por el parabrisas. Se sintió perdido por un momento, pero luego lo recordó todo. Levantó sus manos para observarlas, las marcas aún seguían ahí. Se sentía pésimo, ahora no solo las herdias le dolían, todo le dolía, en ninguna de sus muchas borracheras se había sentido como en aquel momento "Si salgo vivo de esta voy a dejar de tomar" se dijo para si en broma, por que lo más probable es que no pasaría de aquella noche. Estiró el cuello para ver de reojo por la ventanilla, todo lo que alcanzaba a ver era desierto y uno que otro arbusto ocasional "a donde demonios me lleva" pensó. Se acomodó bien en el asiento y volteó a ver a su compañero.
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- ¿Cuanto tiempo hemos viajado ya?-
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-¡vaya!, la bella durmiente al fin despertó- le dijo el conductor mietras le daba un sorbo al café que sostenía en la mano- si llegaras a casa con esa pinta que tienes seguro que tu mujer terminaría el trabajo que el tipo de anoche no pudo hacer- rió sin despegar aún la vista del camino.
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- ja-ja muy gracioso Jack, estamos a punto de ser asesinados por una banda de mafioso-malenante-karateka-espias o quien sabe que y tu prefieres pasar tus ultimas horas haciedo bromas estúpidas.
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- Esta bien, esta bien, no te alteres, solo te quería animar un poco. Ten, toma un poco de café, te sentará bien. No te preocupes, ya casi llegamos, un par de horas más y estaremos en la costa.
Los dos hombres se quedaron en silencio, cada uno enfrascado en sus pensamientos, uno viendo hacia el camino y otro hacia la costa que comenzaba a aparecer intermitentemente por entre los árboles.
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A 426 kilómetros de ahí, un hombre llegaba a una casa escondida en las montañas. Llevaba ropa negra con indicios claros de una pelea, y una pequeña cámara le colgaba del cinturón, toco la puerta tres veces e izo una pausa, para volver a tocar otras tres. Esperó un momento. Se quedó obsevando la enorme casa estilo oriental, con pequeños dragones tallados en piedra que flanqueaban la casa en ambos extremos, las esquinas del techo terminaban con un pequeño espiral hacia arriba, como los antiguos templos chinos. Era color blanca con rojo. Una ventanilla corrediza se deslizó en la puerta, a la altura de los ojos, para dar lugar a dos pequeños ojos orientales que escrutaban al hombre que estaba parado en la entrada
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-Asunto- dijeron desde adentro, con una voz seca, pero con un claro asento oriental.
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- Vengo a ahablar con Chao Wong, le traigo noticias de los fugitivos- El oriental cerró la ventanilla, y después de una serie de ruidos metálicos abrió la puerta, para dejar pasar al hombre de negro.
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-El venerable Chao Wong lo espera en el segundo piso, ah, y quitese los zapatos antes de entrar, no le gusta que ensucien su alfombra- El hombre de negro entró, no sin atnes dejar afuera sus zapatos, que parecían mucho mas de vagabundo que de espía. Después de atravesar una serie de corredores y habitaciones con decoraciones extrañas llegó a las escaleras que daban al segundo piso. Subió con dificultad, por que sus pies se habían ampollado después de haber caminado tanto por la montaña y sin zapatos era aún mas doloroso. Llegó a una habitación con puerta corrediza que ocupaba la mitad del segudo piso. Tocó la puerta dos veces y de inmediato abrió otro sirviente, parecido al que acababa de dejar abajo. La habitación estaba decorada al estilo oriental, las repisas estaban repletas de katanas de diversas formas, y las paredes mostraban dragones de diferentes colores y tamaños con poses amenazadoras. Caminó lentamente y se arrodilló al llegar ante Chao Wong, que se encotraba tras una cortina de seda, ocultandolo.
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-Mi señor, han escapado, pero creo saber hacia donde se dirigen- le dijo, sin despegar la cabeza del suelo.
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-Mi paciencia se agota Collins, si no tengo lo que quiero antes del amanecer, se va a derramar mas sangre de la necesaria, y no queremos eso ¿Verdad?- uno hilillos de humo serpenteaban por la habitación, llenadola de un olor a tabaco y opio.
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- No señor, le pido mil disculpas, le juro que no volveran a escapar-
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-Eso espero, eso espero. Ahrora ve y traemelos, aunque ya no es necesario que esten vivos- En la boca de Collins se dbujo una gran sonrisa, aunque era imperceptible por que aún mantenía la cabeza en el piso.
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-Le aseguro que esta vez no fallaré, y menos ahora que matarlos ya no es un problema. Ahora con su permiso me retiro- Collins se levantó, dio unos pasos hacia atrás, aún un poco inclinado y salió de la habitación. Sentía como la adrenalina comenzaba a invadirlo, la diversión estaba por empezar.

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