30 nov 2012

No me gusta viajar.

No me gusta viajar, lo necesito. Viajo porque no me queda opción. Es una adicción, un des-estar con todo y con todos. Movimiento, siempre cambiando. Saber que estas ahí no para quedarte, sino para seguir. Virar allá, a lo lejos, donde tu mirada cede a la inmensidad del mundo. Perseguirte a ti mismo, perro de muchas colas. Sentir, comer, mirar la gente en un parque. Seguir. Perderte. Encontrarte. Sonreírle a un niño por la calle. Caminar bajo la lluvia. Reír. Llegar donde el “¿De dónde eres?” sea la forma de saludar a las personas. Construir la casa de naipes por el solo placer de tirarla después. Yo no viajo, es solo que la tierra no se puede quedar quieta bajo mis pies.