23 nov 2008


Este es un pequeño discurso que recité hace poco en clase, aca te lo dejo Rafa, para que te acuerdes que aveces si tienes los huevos de decir las cosas:

Buenos días a todos los presentes. Estoy hoy aquí ante ustedes para hablarles de un tema que últimamente ha cobrado una cierta importancia en nuestro tiempo, y es motivo de alarma para muchas personas en el mundo. Me refiero a la redacción, que día con día se va degradando cada vez más, haciendo de algo que alguna vez fue un arte, algo burdo e insípido, digno de un Neandertal. El problema, según mi parecer, radica en la pobre educación que reciben los jóvenes, y como consecuencia la falta de interés por expandir sus limitados horizontes para conocer cada día un poco más, y en este caso en especial, sobre la redacción.

¿Quién no recuerda sus años en la primaria?, en donde lo mas importante aparte de jugar y comer dulces era comer dulces mientras se jugaba, me refiero a esos años en los que apenas sabia uno limpiarse el culo con su propia mano, y las costras decoraban las rodillas y codos, como medallas de guerra. Es en estos años en los que nos presentan a lo que se podría llamar la santísima trinidad de la redacción: El verbo, el sujeto y el predicado, que tantos dolores de cabeza (y me refiero a los regalazos) nos causaron. Es en este momento cuando nos zambullimos por primera vez en lo que es el arte de la redacción.

Redactar es como jugar Jenga, si nunca lo jugaron era un jueguito entretenido en donde se armaba una estructura con pequeños bloques y después se removía uno a uno desde el centro para ponerlos en la cima, que en cierto punto se venía abajo acompañado de las mas variadas puteadas y exclamaciones, eso es la redacción, no las puteadas, si no la habilidad para colocar las palabras una por una cuidando que el escrito no se venga abajo, pensar muy bien que es lo que se quita y que es lo que se pone y así, mantener un equilibrio, una armonía con lo que se escribe.

Me da orgullo decir que el español es uno (si no es que el más) de los idiomas más ricos en el mundo, con el que se pueden expresar infinidad de sentimientos, situaciones, acciones, formas, modos, en fin, un sinnúmero de cosas que sin duda la mayoría de los otros idiomas no poseen y envidiarían, sin embargo, es lamentable ver como es que escriben las nuevas generaciones, como van asesinando al lenguaje palabra por palabra, arrollando adverbios, mutilando preposiciones, acuchillando adjetivos, haciendo una matanza indiscriminada que deja palabras impronunciables y letras sin sentido por todas partes que los jóvenes insulsamente llaman comunicación. Creo que la Real Academia esta pensando seriamente en publicar un diccionario celular-español o Internet-español, por que lo que se escribe comúnmente en estos lugares no se le puede llamar español, ni mucho menos redacción, incluso los mayas quedarían asombrados con tan elaborado sistema difícil de descifrar.

Es por eso que ahora, en este momento, hago un verdadero llamado a la reflexión, a pensar en que le hacemos a nuestro lenguaje, a imaginar en que desastre letrístico terminará toda esta rebelión analfabeta, y sinceramente los invito a conocer el inmenso potencial de las palabras, las maravillas que se pueden lograr con un texto bien hecho, con una frase ingeniosamente elaborada incluso con una palabra bien escrita y a leer, leer todo lo que puedan, devorar libros enteros, que si algo puede salvar a este mundo decadente de letras son las páginas de un buen libro, que al igual que el viento, barre paulatinamente esa ignorancia acumulada con el tiempo, dejando solo ese campo fértil que todos tenemos, ideal para cosechar mentes brillantes y un futuro mejor. Y es importante recordar que las personas se definen a sí mismos por la palabra: por lo que dicen y escriben y por lo que no, así que, ¿Qué clase de persona quieres ser hoy?

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